COLEGIO DE SANTA BÁRBARA
- CARABANCHEL ALTO -


El 3 de enero de año 1910, se firma la escritura de compra de la finca “La Frontera”, situada en Carabanchel Alto. Su dueña doña Faustina Peñalver, marquesa viuda de Amboage, cede la propiedad a la asociación de Santa Bárbara por la cantidad de 100.000 Pesetas. 

La finca poseía un palacete con sótano y tres plantas, una vivienda para el portero, cuadra, cochera y un pequeño pabellón con dos plantas que hacia las veces de gallinero y palomar. Todo ello rodeado de jardines y arboleda resultando un lugar magnifico para las instalaciones del Colegio-Residencia de Huérfanos. 

Carabanchel Alto – al sur de Madrid – era en aquella época una zona residencial noble llena de palacetes, bastante próximo al centro urbano.

No se hicieron muchas mejoras en las edificaciones hasta que, después de la Guerra Civil habiendo sido destruido el edificio principal, se inició la reconstrucción y adaptación del mismo como Colegio Preparatorio para el ingreso en la Academia General Militar de Zaragoza

El nuevo Colegio de Huérfanos de Oficiales de Carabanchel Alto, que así pasó a denominarse, fue inaugurado en el inicio del curso 1945/46 con capacidad para 170 alumnos.

Se estableció un sistema de control similar a los otros Colegios, es decir se nombró un grupo de Inspectores que debidamente preparados tenían la misión de mantener el orden, y la vigilancia de cada dormitorio, así como las horas de estudios, comidas y recreo. Este sistema no prosperó debido a la edad de los estudiantes, edad de difícil control.

Según el libro "Historia de las Instituciones y Colegios de Huérfanos del Ejército de Tierra", estableció entonces un sistema militar en el que los alumnos  estaban auxiliados por suboficiales y sargentos, regidos por un reglamento especial, en el que lo huérfanos juraban bandera inculcando en el pínfano desde el principio la disciplina militar. 
 

Por otro lado José Maria Galdiano nos dice... " Yo llegue a ese colegio en el año 1950 al 51, la fecha exacta no la recuerdo, teníamos inspectores de estudios como bien relata el libro, pero nunca se quitaron. Sobre esas fechas 1951 al 1952 aproximadamente se nos militarizó a todos los alumnos para cumplir el servicio militar, entonces nos enviaron fusiles para hacer la instrucción y nos mandaron al colegio 3 oficiales de la milicia universitaria - eran tres alféreces, - además de un teniente que recuerdo se llamaba de apellido Fuertes y un capitán que no solía estar mucho por allí. Mientras unos hacíamos instrucción en el patio otros estábamos en clase de demostración de como se desmontaba un fusil y recuerdo que todos los meses teníamos que firmar una revista para enviarla a los cuarteles correspondientes, así fue y te explico que no se quitaron los inspectores, porque yo después de dejar el colegio me quede de inspector en el mismo con nuestro director coronel Sousa."

Los huérfanos ingresaban al Colegio a los 16 años y permanecían en él el tiempo justo para preparar el Ingreso en la Academia General Militar. Se vivía en régimen de internado y el Colegio contaba con tres dormitorios comunes capaces para 60 alumnos cada uno, además de los estudios, los huérfanos practicaban deporte, compitiendo con otros colegios entre ellos el del Colegio de Huérfanos de la Armada (CHA).

La vida en el Colegio estaba regida por una rigurosa  disciplina, tanto en el estudio como en el comportamiento. Habiendo severas penalizaciones para aquellos que suspendían asignaturas durante el curso, con privación de salir los domingos. Al final de curso había vacaciones que permitían al alumno que podía, irse con la familia y aquellos que no, podían veranear siguiendo una disciplina bastante más relajada en el Castillo de Santa Cruz de Mera.


La primera promoción del Colegio de Carabanchel Alto pertenece a la V de la Academia General Militar de Zaragoza. A esta Jura de Bandera de los Huérfanos en diciembre de 1946, acudió el Director del Colegio el Coronel D. Manuel Sousa, que pronunció un breve discurso con estas emotivas palabras.

" Este día memorable en que habéis consagrado vuestras vidas a la Patria, prometiendo en solemne juramento ante la Bandera el supremo sacrificio en aras de su grandeza, no podía faltar mi presencia en la Academia para traeros personalmente la cariños felicitación de todo el Colegio de Carabanchel Alto, con todos sus profesores, la de vuestro Jefe de Estudios, presente, y la mía especialísima..."

La transcendencia del acto y el cariño paternal que os profeso han desempolvado este uniforme de veterano, que los años me hicieron arrinconar, pero nunca olvidar, con el doble fin de unirlo en apretado abrazo con los vuestros lucientes de Caballeros Cadetes, y hacer entrega de un obsequio al que por su aplicación ha merecido ser el número uno de entre vosotros.

Que vuestros padres, que desde el cielo han presenciado este sublime acto, intercedan con Dios para que os ayude a cumplir fielmente el sagrado compromiso contraído, y tú Lorenzo Martí González, acepta este sable de honor.

Prendido en él tenéis todos el trofeo de vuestra primera conquista: el corazón rendido de este viejo soldado de España, que os lo entrega con toda su alma y que lleno de cariño e intensa emoción solo os pide: fidelidad al juramento prestado y una oración ante el Pilar bendito de la Virgen.”