C
olegio de Santiago
 

- Carabanchel Bajo -

 - La finca "Vista Alegre" -

En 1913 el Consejo de Administración del Colegio de Santiago decide dar un nuevo rumbo a la dirección de la enseñanza de las huérfanas. Abandona la idea de tenerlas bajo la protección de las religiosas, como estaban desde el año 1892, y decide acogerlas bajo una tutela más directa.

Se busca un solar donde construir un edificio de nueva planta, como ya se hizo con el inmueble de la calle Muro de Valladolid, para los varones. Se pretende que la adquisición de terrenos se realice en Madrid y de forma gratuita. Pero los vientos no parecen soplar favorablemente. Acaba de fallecer la Infanta María Teresa, hermana del Rey Alfonso XIII, presidenta de la Asociación de Señoras del Patronato de Huérfanos de Caballería, voz influyente en el círculo de la Villa y Corte. Las gestiones para la cesión gratuita de terrenos se enrarecen.

Una vez más, se pone de manifiesto la tremenda sensibilidad de la Reina María Cristina y sus desvelos y preocupación constante por los huérfanos del Ejército. La Soberana asume la presidencia de la Asociación, ocupando el puesto de su difunta hija y gracias a su decidido empeño, consigue la cesión de los terrenos de la finca 'Vista Alegre", en la entonces suntuosa zona de Carabanchel Bajo, que había pertenecido a los marqueses de Salamanca hasta que la cedieron al Estado, quien a su vez la otorgó en usufructo al Ramo de Guerra, para la edificación del Colegio.

En 1915 se terminan las obras de adecuación de la finca, que es entregada un año más tarde a la Asociación, Las huérfanas de Caballería son trasladadas a Madrid e instaladas en un Colegio que, por primera vez, era exclusivamente para ellas.

En la escalera principal del Colegio se colocó una placa, que todavía hoy se conserva, en la actual Residencia "San Fernando", con la siguiente leyenda:

"EL ARMA DE CABALLERÍA TIENE EL DEBER DE TESTIMONIAR SU GRATITUD A LA PRIMERA PRESIDENTA DEL PATRONATO DE LAS HUÉRFANAS DEL COLEGIO DE SANTIAGO, S.A.R. LA INOLVIDABLE INFANTA DOÑA MARÍA TERESA, Y A SU AUGUSTA MADRE Y SUCESORA S.M. LA REINA MARIA CRISTINA;
POR CUYA MEDIACIÓN FUE DONADA LA PARCELA DE LA FINCA DONDE SE ALZA ESTE EDIFICIO."
MCMXV


En el año 1924 el Colegio solicitó la cesión absoluta de los terrenos, accediendo a ello el Ministerio de la Gobernación". Pero en 1931 un decreto del gobierno de la Segunda República anuló la orden anterior y, como consecuencia, se requirió por el administrador de la finca "Vista Alegre" al presidente del Consejo de Administración, para que en el plazo de quince días otorgase una escritura anulando la anterior. A esto se contestó que previamente se pondría en conocimiento del Ministerio de la Guerra.

En el año 1934 el Abogado del Estado presentó una demanda judicial contra la Asociación, para obligarles a lo estipulado por el decreto de República. Tras una serie de negociaciones se acordó una solución justa, el abogado desistiría de su demanda y dictaría una nueva disposición que dejase sin efecto el decreto de 16 de junio de 1931, que declaraba nulos los derechos del Colegio y se confirmaba la que decretó la cesión absoluta de los terrenos.

En 1940 el Patronato de Santiago para Huérfanos de Caballería se lamenta del error que supone tener un colegio en Valladolid y otro en Carabanchel. Decide ceder al Estado este último, previa valoración del inmueble por una Comisión del Cuerpo de Ingenieros. El Patronato recibiría a cambio una cantidad no como indemnización por daños de guerra, sino como una ayuda del Estado para su futura instalación en Valladolid.

Inauguración del Colegio

El Patronato de Señoras del Colegio Santiago para Huérfanas del Arma Caballería estaba presidido por S.M. Reina María Cristina y constituido de la siguiente forma: presidenta honoraria y vicepresidenta efectiva, S.A.R. la infanta María Isabel, secretaria, la duquesa de la Victoria. vocales: las señoras condesa de Aguilar de Inestrillas, vizcondesa de Uzqueta, duquesa de Tetuán, baronesa de Casa-Davalillos, marquesa del Baztán, marquesa de Villalba, duquesa de Seo de Urgel, condesa de San Luis, condesa de Gondomar y otras ilustres damas.

El 24 de julio de 1916, el Infante D. Carlos de Borbón, presidente de la Asociación de acuerdo con su vicepresidente, el general Herrero, jefe de la Sección de Caballería en el Ministerio de la Guerra, asiste a la bendición de la Capilla del Colegio a cargo del provicario general castrense, Excmo. e Ilmo. Sr. Don Jaime Cardona y Tur, obispo de Sión, acompañado por el capellán del Colegio y otros sacerdotes. En este acto también estuvieron presentes S.A.R. el Infante Don Fernando, acompañado de su ayudante, el comandante duque de la Victoria; las damas del Patronato, la señora condesa viuda de Aguilar de Inestrillas y la señora baronesa de Casa-Davalillo; las hermanas de la caridad que regenta- ban otras instituciones de esa zona; los generales Souza, Zabalza, Whíte y Cavalcanti, este último ya citado anteriormente al hablar del Castillo de Santa Cruz; los coroneles Valdés, Feijóo, Moreno Sanz, Carrasco, Quinto, Blanco Valdenebro y Llano y numerosos jefes y oficiales del Arma. Al día siguiente, festividad de Santiago, Patrón del Arma, se celebró la primera misa en la Capilla del nuevo Colegio de Huérfanas de Santiago. En el mes de septiembre, coincidiendo con el inicio de un nuevo curso, el Colegio fue ocupado por estudiantes y profesoras.

El "Memorial de Caballería" al relatar amplia y detalladamente el acto de inauguración describía también las características del nuevo colegio:

Este gran acontecimiento, que fue la instalación de las huérfanas en el nuevo Colegio, no pudo ser contemplado por quien había sido su gran artífice, el general vicepresidente de la Asociación, conde de Aguilar de Inestrillas, que acababa de fallecer. El Consejo, en agradecimiento por la gran labor humanitaria realizada en favor de las huérfanas de Caballería, decidió rendirle homenaje. Tras la inauguración del nuevo Colegio, se anunciaba la celebración de una misa en su memoria y la intención de colocar su retrato en una de las salas del Colegio

'El edificio consta de una planta baja, una planta principal y un segundo piso. En la planta baja del edificio están las salas de visita; la clausura de la Comunidad; la sala del Patronato de señoras; las clases con graderías, para las Pínfanas, la sala de estudios; una amplia galería para recreo los días de lluvia; cocina con caldera para elevar agua caliente a los cuartos de baño y aseo; la capilla; sacristía y comedor con mesas de mármol.

A la planta principal se asciende por una doble escalera de mármol que arranca del vestíbulo y termina en una Plataforma, en la que se halla la puerta de acceso al salón de actos, que junto con la capilla y el comedor forman las salas más suntuosas del Colegio. A continuación, hay dos dormitorios para 20 estudiantes y una religiosa, cuartos de aseo, baño y tocadores, con grandes ventanas laterales para asegurar una correcta ventilación. En esta misma planta está la clase de labores, dotada con máquinas de coser y bordar.

En el segundo piso hay otro dormitorio de idénticas características y otra sala destinada a ropero, con armarios adosados a las paredes, en los que, en, perfecto orden, se guarda toda la que no es de uso diario; una habitación con tres camas para la enfermería y una habitación para efectuar la visita del médico.

En el extenso parque que rodea al edificio las niñas juegan y ríen en sus ratos de ocio y esparcimiento.

Como dependencias anexas hay un lavadero, con secadero y planchador, un cuarto Para guardar útiles, la cochera, cuarto para el mozo que cuida el ganado, habitación para el hortelano y cuadra para las dos mulas que arrastran el coche que posee la institución.

El régimen alimenticio es como el del Colegio de Valladolid, nutritivo, sencillo y abundante. Se compone de desayuno, comida, merienda y cena. "

La Dirección de Regiones Devastadas, organismo encargado de la recuperación de edificios en ruinas a consecuencia de la guerra civil, se hace cargo en 1942 del edificio que había ocupado el Colegio de Santiago para huérfanas.

A la vez que se procedía a su rehabilitación, se realizaron ciertas obras de ampliación. El edificio había sido diseñado para acoger a unas 80 ó 90 niñas, pero las graves consecuencias de la guerra civil hacían prever la necesidad de realizar un cambio.

El nuevo Colegio sería destinado a varones y tendría capacidad para doscientas veinticinco plazas que, más tarde, llegarían a las doscientas sesenta.

Desde 1943, al constituirse el Patronato de Huérfanos de Oficiales del Ejército, que fusionaba los particulares de cada Arma, el colegio quedó bajo su dependencia.

En 1945 se llegan a tener ochocientos huérfanos escalafonados en expectación de plaza, concertando este mismo año el Patronato con la Institución “Divino Maestro", fundada y sostenida por el Obispo de Madrid-Alcalá, Patriarca de las Indias Occidentales, la regencia del colegio en el que se cursaban los últimos años de bachillerato. Esta misma institución regía el Colegio de Chamartín, donde los huérfanos cursaban los primeros años de bachiller, quedando así la enseñanza media con una sola dirección y el mismo profesorado. Ambos colegios formaban un solo centro docente impartiendo una enseñanza oficialmente reconocida que les permitía el acceso a la Universidad tras superar el examen de Estado.

Quienes deseaban seguir la carrera militar, al terminar el último curso de bachillerato o, tras aprobar el examen de Estado, pasaban al Colegio de Carabanchel Alto, destinado exclusivamente a la preparación para el ingreso en la Academia General Militar.

Los Colegios de Carabanchel fueron vivero de ilustres militares cuya trayectoria enalteció el historial del primer centro castrense que, con su impronta forjó su vocación y espíritu militan. Así, en los Colegios de Carabanchel se formaron los tres héroes de lfni. Los tenientes de Infantería Antonio Ortiz de Zárate, Antonio Polanco Mejorada y Arturo Martín Gamborino tuvieron que abandonar sus hogares para comenzar sus estudios en el Colegio de Carabanchel Bajo. Después de varios años de permanencia en dicho centro, después de pasar muchas privaciones impuestas por las condiciones de racionamiento y aislamiento de los años de posguerra, aquellos niños se convirtieron en jóvenes que pasaron al Colegio de Carabanchel Alto, para iniciar su ingreso en la Academia General Militar. Era el mejor homenaje que podían rendir a sus antecesores.

La Academia forjó y moldeó el espíritu de estos jóvenes y, el día que por fin se convirtieron en caballeros cadetes del Ejército, su vida cambió por completo.

Dispuestos a cumplir con su deber de servicio a la Patria, los tres tenientes marcharon a tierras africanas. En lfni había estallado una guerra encubierta que amenazaba las posesiones españolas en el África Occidental. bandas armadas "no controladas" penetraron en el territorio de lfni dejando aislados los puestos fronterizos. Los tenientes Ortiz de Zárate, Polanco y Martín Gamborino entienden que su puesto está allí. Su secuela de huérfanos de guerra, su alto sentido del honor y del valor, su espíritu de cumplimiento del deber y su valentía les llevaron a la muerte y a repetir de nuevo la tragedia en sus hogares.

En el año 1957, en el Colegio de Huérfanos de Oficiales del Ejército de Carabanchel Bajo se celebró un emotivo acto con ocasión del descubrimiento de una lápida con los nombres de los antiguos alumnos, tenientes de Infantería caídos gloriosamente en lfni al frente de sus tropas. Esta lápida se conserva en el vestíbulo de la actual Residencia "San Fernando":


En marzo de 1970 una parcela del Colegio se enajena, afectado por un expediente de expropiación forzosa, para construir un enlace entre la calle del General Barrón y la de General Ricardos.

En 1981," al crearse el Patronato de Huérfanos del Ejército de Tierra, el Colegio de Santiago queda integrado en él.

En 1981 se transforma en Residencia "San Fernando" para estudiantes universitarios. El cambio de Colegio a Residencia supuso la realización de un proyecto de gran envergadura, que fue posible gracias al producto obtenido de la venta del castillo de Santa Cruz.

Fue inaugurada en 1983 por el teniente general jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), empezando a funcionar con el inicio del año académico 1983-84. Como testimonio de este acto se conserva una placa conmemorativa en el pasillo del vestíbulo del Colegio, con la siguiente leyenda


Actualmente la Residencia "San Fernando" sigue siendo para huérfanos varones que cursen estudios universitarios. Está situada en la calle General Ricardos nº 175, en Carabanchel Bajo, Madrid. Tiene capacidad para 117 residentes, contando con una serie de instalaciones modernas destinadas a ofrecer un buen servicio y un ambiente agradable a los universitarios.