HISTORIA DEL “ COLEGIO LA UNIÓN”  DE SALINAS
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ASTURIAS-


L
a Historia del “COLEGIO DE LA UNIÓN DE SALINAS” está íntimamente vinculada al Colegio del mismo nombre de Madrid, cuyos antecedentes hay que buscarlos en el “REAL REFUGIO”, fundado en Valencia por el rey Felipe V en el año 1713. Es precisamente con el producto de la venta de esta propiedad a la firma “ Fuster y Soler” como se financia la construcción del Colegio de Salinas. En el año 1835 se funda el “COLEGIO DE GUARDIAS NOBLES” de Aranjuez, obra de la Reina Mª Cristina de Nápoles, viuda del rey Fernando VII. Un Real Decreto de 1870 refundió el Real Refugio con este Colegio recibiendo el conjunto el nombre de “COLEGIO DE HUÉRFANAS DE LA UNIÓN“ con sede en Aranjuez, bajo la dependencia del Ministerio de la Gobernación, que en  1887 confía la dirección interna e instrucción de las niñas huérfanas  a las Hermanas Hijas de la Caridad. Este mismo año fallece el Marqués de Salamanca, y al incautarse el Estado de sus bienes, ordena el traslado del Colegio de la Unión a la finca de Vista Alegre, en donde permanece hasta su desaparición en el año 1987, justo cuando se cumplía el centenario de su incorporación a este Establecimiento.

Desde sus comienzos, los estudios y formación impartidos en el Colegio de la Unión eran :

  • Enseñanza Primaria

  • Bachillerato

  • Magisterio

  • Música y piano

  • Taquigrafía y Mecanografía

que mas adelante fueron ampliados con las materias y disciplinas que fueron apareciendo posteriormente.

Los exámenes oficiales se realizaban por libre en los Institutos de San Isidro y Lope de Vega, Escuela Normal de Guadalajara, Real Conservatorio de Música de Madrid y Escuela Oficial Matritense. Estos estudios se complementaban con los de Cultura General, Dibujo y Pintura, Labores etc. Era tal la eficiencia educativa del Colegio de la Unión, que un ministro de la Monarquía dejo escrito en el Libro de Visitas del Colegio :

Si todos los Establecimientos docentes de España estuvieran a la altura del Colegio de Huérfanas de la Unión, figuraríamos a la cabeza de las naciones mas cultas “.

El Colegio de la Unión es uno de los primeros Establecimientos docentes a los que se les reconoce oficialmente el Bachillerato Superior de 7 cursos y Examen de Estado, así como poder expedir títulos oficiales de Taquigrafía y Mecanografía. La época de máximo esplendor la marca el nombramiento de la asturiana Sor Soledad Suárez Morís, no solo Superiora del Colegio de la Unión, sino Administradora General de los restantes Centros Asistenciales ubicados en la Finca de Vista Alegre :


  • Gran Residencia de Ancianos.

  • Orfanato de El Pardo.

  • Instituto Fray Bernardino Álvarez.

  • Residencia de Convalecientes.

A Sor Soledad, mujer de gran empuje y coraje, siempre dispuesta a luchar por “sus niñas”, le apenaba ver que muchas de ellas tenían que permanecer los veranos en el colegio por carecer su familia de recursos económicos o tener que trabajar. Así que aprovechó la primera ocasión que se le presentó para llevarlas durante el verano a su querida tierra asturiana, aceptando la cesión de una casa que le ofreció una amiga de su familia. Aquel verano de 1942 fue memorable para las niñas, que regresaron a Madrid contando  maravillosas aventuras y lo bonito que era el mar, desconocido hasta entonces para la mayoría. Tanto les impactó que al verano siguiente muchas fueron las que quisieron incorporarse a la Colonia de verano. Es entonces cuando Sor Soledad propone la venta del “Real Refugio” de Valencia, y la construcción de una “Casa Colonia de Verano” en la localidad asturiana de Salinas que recibe el nombre de “LA UNIÓN”, cuya inauguración tiene  lugar en el año 1945.
Mientras duró su construcción ocuparon la casa solariega que tan gentilmente habían ofrecido a Sor Soledad, y a la espera de su inauguración las niñas cantaban a coro este estribillo cada vez que se acercaban las vacaciones de verano :

Se habla de una nueva casa

Que se pone en construcción

En la playa de Salinas

“Pal” Colegio de la Unión

Así fue como Salinas, un pueblecito de la costa asturiana, se convirtió en una prolongación del Colegio de la Unión de Madrid. Su presencia fue un acontecimiento de gran importancia, como lo demuestra el hecho de poner su nombre a una de las calles colindantes. Quizá fue el recuerdo de la imagen  que tenía Sor Soledad de su infancia pasada en su Asturias natal, la que hizo posible el milagro de que unas niñas huérfanas pudieran pasar los meses del verano junto al mar, cuando en la década de  los años cuarenta solo estaba al alcance de unos cuantos afortunados.
Los preparativos para ir a Salinas, una vez terminadas las clases, empezaban varios días antes de la partida. La Hermanas probaban y arreglaban los uniformes de verano, con mangas en forma de globo y un lazo detrás, los babis de diario, las sandalias, las playeras, y lo mas importante.........los bañadores. Estos se componían de dos piezas : una cubría el cuerpo desde el cuello hasta un poco mas arriba de la rodilla, con mangas hasta medio brazo y botones en la parte delantera hasta el ombligo, y otra era una falda acampanada que llegaba hasta media pierna, cerrada también con botones. Al paso del tiempo estos bañadores fueron sustituidos por otros mas modernos, pero  siempre dentro de la mas estricta moralidad y decencia.

Por su parte las niñas se afanaban en preparar sus cosas personales : misal, rosario, velo, papel y sobres para escribir a sus familiares, y lo mas importante, el equipo de aseo personal, sin olvidar la “peinilla”. Esto desataba una verdadera rivalidad entre ellas para ver quien llevaba el mejor jabón, la colonia con mayor fragancia, o el cepillo de dientes mas bonito. Un requisito previo antes de ir a la playa era la “revisión médica”, para saber quienes podían o no bañarse en el mar. Indispensable para el viaje era un limón y unos pequeños caramelos de menta y fresa en forma de gajos de naranja. El limón se partía por la mitad, y en el centro se colocaba un caramelo, que se iba sustituyendo a medida que se gastaba. Era creencia que los sucesivos lametones que recibía limón y caramelo evitaban los mareos y desmayos durante el viaje.

 

El traslado a Salinas se hacía en autobús, y el día señalado para la partida se encontraba preparado desde las primeras horas de la mañana cargado con todos los enseres y equipaje necesario para pasar el verano. Subidas al autobús, y después del revuelo producido para coger asiento de ventanilla, se entonaba el “Adiós con el corazón, que con el alma no puedo“, pensando en las muchas horas de carretera que tenían por delante, pero alegres y contentas de dejar atrás el colegio en el que habían permanecido internas todo el año.

 

El viaje era largo y pesado, pues solo se hacían las paradas indispensables. Lo que mas les distraía era entonar canciones, disponiendo de un amplio repertorio, ensayadas muchas de ellas en las clases de música. Incluso tenían una dedicada a Sor Soledad con tonadeta regional y letra referida a su persona. Como colofón, y cuando ya se estaba llegando al final del viaje, se entonaba “Asturias, patria querida“, que a dos voces parecía cantado por los propios ángeles. Se llegaba bien entrada la noche, y después de una cena  ligera, se acomodaban en los dormitorios, cayendo rendidas de cansancio en sus camas.

 

La vida en Salinas era  mas tranquila que durante el curso aunque se mantenía la disciplina, pero mas relajada. Por las mañanas todo giraba alrededor de los baños en el mar, siendo los bañadores de la primera época  tremendamente incómodos. Estaban hechos en tela de lana gorda a cuadritos blancos y negros llamada “ de pata de gallo”, rematada en el escote, mangas y piernas de una cinta negra. Parecía que por ser huérfanas , tuvieran que bañarse de “medio luto”. Al principio se iba a la playa a primeras horas de la mañana, pero mas tarde se fueron modernizando y bajaban a partir de la 11 horas.

 

Los baños estaba programados, de forma que una Hermana señalaba el momento de entrar y salir del agua dando una palmada. Había un bañero de amplia y generosa panza llamado Manolo, que vigilaba mientras las niñas permanecían dentro del agua. La playa de Salinas es peligrosa porque al ser muy abierta, el mar suele estar muy movido por grandes olas. El bañero con los brazos cruzados se ponía de espaldas al mar después del rompiente, de forma que nadie podía pasar de la línea que él marcaba.

 

El resto del día se empleaba en las comidas, jugar, ordenar las cosas, etc., dedicando algún tiempo a estudiar y hacer deberes. Después de comer, y de una inevitable siesta, se preparaban para dar largos y agradables paseos por Salinas hasta que llegaba la hora de la cena. En ocasiones, al atardecer se entonaban canciones deleitando a quienes las escuchaban, terminando a dos voces “ Asturias, patria querida “, que difícilmente hubiera igualado un coro de profesionales. Eran “ las Niñas de la Unión” que cantaban a la Asturias de su querida Sor Soledad. Mas tarde esta canción se convertiría en el Himno de la Comunidad del Principado de Asturias.

Muchos días iban de excursión, pues el autobús y el conductor con su familia permanecían en Salinas con la Colonia. Se viajaba a Avilés a ganar la “Porciúncula” montando en aquellos tranvías con jardinera, a Piedras Blancas, a San Juan de Nieva, y a veces a la playa de El Sablico, que según decían los lugareños era muy peligrosa.

Como muchas eran las que querían disfrutar del mar y la playa, el Colegio de la Unión de Salinas recibía cada verano dos o tres turnos, desde que terminaban las clases en junio hasta finales del mes de septiembre. Y así, gozando del sol, la playa y de una vida tranquila y saludable, pasaban los días, y antes de que quisieran darse cuenta estaban de regreso a Madrid.

Al descender el número de huérfanas, el Colegio de la Unión empieza a dar acogida a partir del año 1973 a mas niñas procedentes de sectores económicamente débiles y con problemas familiares, y en el año 1976 se fusiona con el Albergue de María Cristina, recibiendo el nombre de Colegio de La Unión-María Cristina”. En el curso 1982-1983, y a efectos académicos, recibe el nombre de “ Las Acacias “ por la profusión de este árbol en su extenso jardín, denominación que acaba siendo adoptada a todos los efectos en el año 1985. Durante todos estos años las niñas siguen yendo a veranear al Colegio de la Unión de Salinas, experimentado en su vestir y costumbres las transformaciones que en cada momento demanda la vida moderna.

Los Organismos Rectores Oficiales del Colegio de la Unión también fueron variando a lo largo de estos años. De la Dirección General de Beneficencia y Obras Sociales del Ministerio de Gobernación, el Colegio pasó a depender sucesivamente del Ministerio del Interior, del Ministerio de Trabajo, del Ministerio de Seguridad y Asistencia Social, del Inserso, acabando por integrarse en la Comunidad Autónoma de Madrid, al hacerse las transferencias de Asistencia Social. En la actualidad es el Centro Regional de Innovación y Formación “LAS ACACIAS”, dependiente de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.

Al mismo tiempo el Colegio de La Unión de Salinas se integra en al Comunidad Autónoma del Principado de Asturias, siendo en la actualidad el “CENTRO LA UNIÓN” de Apoyo a la Integración de Personas con Discapacidad”, dependiente de la Dirección General de Atención a Mayores, Discapacitados y Personas Dependientes, de la Consejería de Vivienda y Bienestar Social.

El final de ambos colegios lo marca la salida de las Hermanas Hijas de la Caridad, que tiene lugar el mes de septiembre de 1987. 

Desde hace años las antiguas alumnas del Colegio de la Unión se reúnen en Madrid el último fin de semana del mes de noviembre, para celebrar un simpático acto conocido como " El Cocido de la Unión ". El invariable menú quizá les recuerde los muchos cocidos que degustaron durante su estancia en este colegio.

( C.P. 10.07.06 )