SEMBLANZA DE UN PRESIDENTE

¿Qué pínfano no recuerda al General Villalba?. Creo que ha sido el Presidente del Patronato de Huérfanos más querido y recordado por todos. A su recia personalidad unía un carácter afable, abierto y generoso. Le recordamos de sus visitas a los colegios acompañados de sus ayudantes, anotando todas sus indicaciones para mejorar la formación y educación de sus “hijos”, los huérfanos del ejército, en todos los aspectos de la vida. La generosidad y bondad de su carácter se ponían de manifiesto en estas visitas y en las entrevistas personales que mantenía con las familias e incluso con los pínfanos que acudían personalmente para resolver algún problema. Yo mismo tuve ocasión de comprobarlo cuando fui a visitarle para exponer un asunto de carácter privado, que me fue resuelto de inmediato. Su personalidad como militar y su bondad como hombre, le dieron una aureola de popularidad que el General disfrutó entre los pínfanos, durante su dilatada trayectoria al frente del Patronato de Huérfanos, quedando para siempre en el corazón y en el alma de todos los que le trataron. 

Pero, ¿qué conocemos del General Villalba?. Creo necesario que aunque superficialmente, debemos saber quien fue este hombre que jugó un importante papel en la vida de todos nosotros. En pocas palabras trataré de mostrar su retrato, relatando algunos aspectos de su trayectoria personal, desconocida para la inmensa mayoría de los pínfanos. Con ello quiero rendir un cálido y sentido homenaje a su memoria, dando a conocer algunos pasajes de la vida del que fue un verdadero padre para todos nosotros. 

El Excmo. Sr. D. Ricardo Villalba Rubio nació en Toledo el 24 de enero de 1.892, hijo de  D. José Villalba Riquelme y de  Dª. Luz Rubio Rivas. Desde muy joven siente la llamada de la milicia e ingresa a los 14 años en la Academia de Infantería de Toledo, saliendo al terminar sus estudios con el empleo de Primer Teniente. Al salir es destinado al Regimiento de Infantería Córdoba nº 10 de guarnición en Granada, y posteriormente a diferentes unidades de Infantería con las que participa en la Campaña de Marruecos, demostrando un gran valor y arrojo frente al enemigo, siéndole concedidas diversas condecoraciones. Ascendido a Teniente, es destinado a la Academia de Infantería como profesor de matemáticas, que comparte dando clases de Educación Física y otras disciplinas deportivas a las que era muy aficionado. 

En el año 1.917 es ascendido a Capitán siendo destinado como ayudante de su padre, el General de División Don José Villalba Riquelme, que ocupaba el cargo de Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, y que al ser nombrado Ministro de la Guerra funda la Escuela Central de Gimnasia, hecho en el que tuvo mucho que ver su hijo. Ascendido a Comandante fue nombrado primer profesor de la Escuela Central de Gimnasia, cargo que ostentaba cuando comenzó la guerra civil. Participó en la misma destacándose en la defensa del Alcázar donde fue herido en cuatro ocasiones, por lo que fue premiado con el “Ascenso por méritos de guerra”. Repuesto a medias de sus heridas, continuó la guerra organizando los Batallones de Esquiadores-Escaladores y mandando la Infantería Divisionaria de la 74 División. Finalizada la contienda y pese a ser comandante habilitado de Teniente Coronel, fue destinado con el cargo de Director a la Escuela Central de Gimnasia.  

Ascendido a Coronel, participó en la Campaña de Rusia al mando de un Regimiento de Infantería, incorporándose a su regreso nuevamente al mando de la Escuela Central de Educación Física. Posteriormente fue destinado a mandar el Grupo de Infantería de Regulares Alhucemas nº 5 donde fue promovido el 29 de Febrero de 1.952 al empleo de General de Brigada, y después de mandar la Infantería Divisionaria de la División nº 12 es nombrado Gobernador Militar de Cáceres hasta finales de Enero de 1.954. 

Casó en primeras nupcias con Dª. Maria Rosa Morales y Morales, con quien tuvo tres hijos y que desgraciadamente falleció muy joven en 1.933, al poco tiempo de dar luz al tercero. Posteriormente contrajo segundas nupcias con Dª. Maria Dolores Talavera Banegas con quien tuvo otros cinco hijos. 

En el año 1.954  es nombrado Presidente del Patronato de Huérfanos, primero de tropa y posteriormente  de oficiales. Bajo su presidencia, el Patronato se convierte en el auténtico padre de los huérfanos, velando por el bienestar de todos ellos. ¡Qué no les falte de nada! Era la frase que repetía una y otra vez a las Superioras y Directores de los colegios a los que visitaba con frecuencia. Era especialmente esperado en el Colegio de Las Mercedes o Padrón al llegar las fechas de  los Reyes Magos, pues siempre aparecía cargado de regalos y juguetes para todos. 

Su lema de “mens sana in corpore sano” la llevó a la práctica en los colegios dotándoles de gimnasios e instalaciones deportivas muy completas. En los años 1.955 a 1.957 se construyó una piscina en el antiguo Colegio de Santiago en Carabanchel Bajo, aprovechando la parte del canal de la Finca de Vista Alegre que pasaba por el terreno del Colegio, a la vez que se construía un magnifico gimnasio que ya lo hubieran querido tener los mas prestigiosos colegios de Madrid. 

Durante su Presidencia se abrió un abanico de posibilidades al huérfano, al ir accediendo de forma paulatina a todas las carreras técnicas y universitarias, pues hasta entonces la carrera militar era prácticamente la única salida. Su constante interés por mejorar sus condiciones de vida, su deseo de que todos se formaran para alcanzar un futuro digno, unido a su carácter alegre y bonachón, siempre dispuesto a satisfacer las peticiones que se le hicieran, le granjearon el afecto y cariño de todos a lo largo de los muchos años que presidió el Patronato. 

Cuando por Orden de 24 de Abril de 1.970 (D. O. nº 98) cesó en el cargo de Presidente del Patronato de Huérfanos de Oficiales del Ejército, dejó el recuerdo de su eterna sonrisa y del bien hacer, sabiendo todos que en adelante las cosas no serían igual. El 10 de Diciembre de 1.976 es nombrado General de División Honorario de la Segunda Reserva en Madrid, situación en la que permaneció hasta su fallecimiento el día 10 de Mayo de 1.994 a los 102 años de edad. 

Con la semblanza del General Villalba recogida en este pequeño relato, he querido dar a conocer los rasgos personales y familiares de este hombre que tanto significó en nuestras vidas, contribuyendo a la formación, educación y bienestar de todos los pínfanos.

CARLOS PISERRA VELASCO