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MAMÁ ME TIEMBLA...

El III día del Pínfano  se aproximaba y según van pasando las horas y los días más nerviosa estaba. Parece que los días se alargaban ahora que faltaba tan poquito para recuperar y recordar los casi 40 años que han pasado sin vernos. 

Un día antes me empezó un hormigueo como antaño cuando le decía a mi madre, el día anterior a mi marcha para el colegio: ”Mamá me tiembla el culo...” 

¡Tengo ganas locas de encontrarme con todos! 

Los mensajes del foro, los comentarios en el Chat, las conversaciones por Skype, por teléfono…  La lista de los asistentes al III Día del Pínfano es leída, releída y estudiada: “¿Has visto quién viene?”- “Siiiiiiiiiii y también ésta y la otra , y éste también........” - ”Yo no me acuerdo de ella ”- “Ahora mismo te mando una foto, mira en tu mail, estaba conmigo en la misma sección”- “¿Te acuerdas “ Foto paquí, foto pallá. No sé cuantas veces hemos repetido: ”esto de internet es fantástico”. 

“Tenemos que hacer un guateque en Aranjuez”- “¿Qué canciones queréis, pedid, pedid que las bajo de la “Mula” - “Lleva el álbum” - “os voy a hacer las tarjetas de identificación con la foto del cole” “¿Te parece así bien, o ¿tú que dices?” Y así muchos, pero que muchos días. 

Por fin llegó el día, me levanté a las 5 de la mañana, yo creo que no había dormido en toda la noche y solo mis ojos estuvieron cerrados. El avión sale y llega a Madrid puntual. Yo mirando la hora, cada minuto que pasa más nerviosa estoy. Me dirijo a la puerta 6 donde habíamos quedado y no está nadie, de pronto me vuelvo y ¡ Juanate !; corremos, nos abrazamos “¡Qué pequeñita eres, Loli! ”Jajajajja. Pasados unos minutos aparece Carlos, contento y lleno de felicidad. Besos, abrazos, estrujones... Al cabo de un rato se da cuenta de que había perdido a Marzito que venía con él en el avión. Pero también aparece a los pocos minutos. Al poco rato sale Luisa Mari por la puerta 6 ¡qué alegría!, más besos y achuchones. 

“ No nos podemos ir aún, Zabo está en el metro y viene al aeropuerto a saludarnos” dice Juanate. No pasan ni 5 minutos vemos venir a Zabo, con la mano vendada y colgada del cuello Tomamos todo juntos un café; Lupe también está de camino a Aranjuez. “¿Dónde estáis?, me he perdido, me he pasado la salida” – “Ya vamos, ya vamos, llegaremos casi juntos” 

 Alquilamos un coche, Carlos se encarga del papeleo y demás, nos cargó con las maletas e hizo de chofer. Ya en la autopista, Juanate se encarga de dirigir el camino: “Metete por aquí, ahora metete a la derecha. Sigue la M4, dirección a Córdoba, ahora a la izquierda, sigue así vas bien, que sí... que no... que aún falta… 

Ponemos el disco del guateque, el CD con la música sacada de la “Mula”. Cantamos, estamos felices. 

Salida ”Aranjuez-Norte”. ¡Qué impresión! Puente de la Reina, La Rana Verde, el Jardín de la Isla, etc... y por fin llegamos al hotel, esta situado justo al lado de la iglesia dónde me confirmaron. Me acuerdo de la bofetada que me dio el obispo: “Para que te acuerdes de mí, ¡Toma!” y ¡plas!. (Si es hoy, a lo mejor se la devuelvo).

Estoy deseando salir del coche, seguro que Lupe ya llegó. Salgo como una flecha, entro en el hotel y me la encuentro de espaldas.  

LUPEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE”, bolsos que vuelan, abrazos, lágrimas, risas. 

Cuando íbamos a salir, nos encontramos con Pedro y Pirulo, naturalmente con sus Cármenes. 

Nos vamos a tomar una cerveza. Ya nos quedamos en el mismo bar a comer. ¡Qué risa con Pirulo, y con Carlos, bueno con todos! 

Después de comer nos fuimos a dar una vuelta por Aranjuez, entramos en el colegio, hoy un centro cultural, como Perico por su casa. ¡Qué sensación de pena de ver que ya no es lo que era ¡ ¡Cuantos  recuerdos....:  

Allí estaba la capilla, allí los comedores y allí estaba el pasillo donde en el estudio del medio día íbamos a robar pan, y allí de frente la escalera de San Rafael, tan bonita, nuestra  escalera prohibida, también había desparecido ! Seguimos al siguiente patio, el de las cristaleras:

” Mira, ahí de frente estaba la Sala de Dibujo, a la derecha había unas ventanitas pequeñitas dónde estaba el dormitorio de Sta. Lucia, el  de las más pequeñas, y por allí estaban las escaleras de mármol que subían a los dormitorios y un pasillo que comunicaba con otro patio, el gimnasio y la lavandería,  también allí  se encontraba el cuarto de las maletas  y la zapatería.¿os acordáis? Y .......... por allí se iba a la clase aquella pequeñita, en la que las de letras teníamos las clases de Latín y Griego, y allí arriba estaba la enfermería, etc..., etc...” Los pínfanos que iban con nosotras nos miraban alucinados ¡Menuda paciencia tienen con nosotras!, pensaba  para mí. 

Luego al Jardín de la Isla, esta precioso lleno de flores y de muchos, muchos recuerdos. Antes de llegar allí nos adentramos en el Jardín de la Infanta, “Allí está mi infantita…” Nos hacemos algunas fotos. 

El Jardín de la Isla nos brinda todo su esplendor, aunque llovía, nosotros andamos solitos por allí como si el sol brillara. 

Despedimos a Luis y después de una birritas nos fuimos al hotel. Dormir, no es que durmiéramos pero descansamos.

Nos mudamos al otro hotel, un 4 estrellas, situado enfrente de un lateral de palacio. - “Preciosa vista desde la entrada”. 

Sabía que venía Ana Rosa pero lo que Lupe no me quería decir es que ya estaba allí. 

¡Qué sensación, ver otra vez a aquella niña que entró conmigo en el colegio, el mismo día  a la misma hora, y que poco más o menos de él salimos juntas! Abrazadas y llorando, así estuvimos un ratito. 

Lucas también acaba de llegar, Lucas y Odiseo, Charo, las hermanas de Ana Rosa, Papi, Navita, Mariángeles Márquez, y.... 

En el hall del hotel ya estaban expuestas algunas fotos y había un montón de gente, unos conocidos otros por conocer. “ Oye, ¿tú eres Carmeta, la niña de los sabañones?” “Sí, sí esa soy yo y mi hermana Tantelé también está”, y aquella es Carmen Gotarredona, y Vivi, Manolita Moralejo, Miguelete, las tres hermanas Jaime y,  y…….. 

Nos pusimos de “gala” y a las 8 entramos en el patio, dónde nos dieron un aperitivo. Allí encontré a muchas más, a Pili Carrera, “mi hermana mayor”, - Nos acompañaba siempre a las pequeñas en el tren, eso que ella era solamente 3 o 4 años mayor que nosotras. Íbamos hasta la estación de Atocha y allí cambiábamos a la del Norte para coger por la noche el tren de Coruña. Dejábamos las maletas en consigna, ella nos acompañaba y nos compraba bocadillos.- 

La cena, no sé si fue buena o mala, si comí o si no comí, el caso era estar juntas, contar, reír y cantar. Cuando nos sirvieron el café ya ninguna podía estar quieta en su sitio. Carmeta López se puso de directora de orquesta, allí todas a cantar con el consabido DO de solfeo, con las dos manos en la cabeza y abriendo los brazos como una flor:DOOOOOOOOOOOOO, o con la boca cerrada: UUUUUUUUUUU…. 

Cantamos canciones infantiles, el Himno del Colegio, el Himno de Infantería, etc... 

Como había un montón que queríamos “ir de guateque”  salimos a ver si encontrábamos algún sitio para  bailar. Entramos en un Karaoke, bajo las miradas interrogantes de la gente joven que allí estaba. Bajamos al sótano y tomamos por asalto el recinto. Lucas que llevaba el disco preparado para el guateque, le preguntó al DJ si nos lo podía poner, “ sí, sí pero tengo que alternarlo con el Karaoke” 

Nosotros bailamos con toda la música que ponía pero cuando llegó la nuestra, aquello fué el apoteósis; Mari Paz Gutierrez de Terán se subió a la tarima cantando con el micrófono en la mano, lo hacía tan bien como si lo estuviera viviendo. Luego en trío con Zabo y Carlos. 

En fin, una noche magnífica. Al salir, las niñas nos preguntaban si ya nos íbamos y   “qué pena, con lo cachondas que soís”. Y a Lucas el DJ: “ Nos habéis dejaó acojonáos” 

Al día siguiente, vuelta al colegio  en donde tenía lugar  la asamblea. A la salida me encuentro con Pilar de Mingo y luego con Gloria Iglesias y su hermana Matilde, con Mirel y no sé con quien más. En el SAFA se ofició la misa., Allí estaban la madre Dolores y la madre Guadalupe. Me parecieron secas y no demostraron (por lo menos eso sentí yo) cariño alguno. No se dirigieron a nosotras con unas palabritas ni nada. como cuando en Padrón a Sor Concepción se la veía entusiasmada y nos contaba alguna que otra cosa de Pirulo y de Pepete, y luego dirigió algunas palabras a los presentes. 

La comida y vuelta a cantar. Las despedidas, ¡ qué tristes son!, “Adiós, adiós, un beso, otro beso, un abrazo y hasta el año que viene en Valladolid” ¿Resistirémos tanto tiempo sin vernos?......... No, no lo creo, tendremos que hacer algo entremedias.

Como nos marchábamos al día siguiente, nos dió tiempo de ir otra vez a los jardines, esta vez con Tachia e Iron.. Después de tomarnos unas birritas, otra vez despedidas. Vamos quedando pocos…  

Lupe, Vivi; Luisa Mari, Gota, Juanate, Carlos y yo. 

En todos estos días no pude comer de la emoción y de la alegría que tenía en el cuerpo. 

Al acabar el desayuno siguen las despedidas. Lupe y Vivi se marchan juntas para Bilbao, Gota, Juanate, Luisa Mari, Carlos y yo,  en dirección al aeropuerto. 

En el aeropuerto nos cuesta esta, casi última, despedida. Carlos no quiere volver la cabeza sigue con Gota escaleras abajo a su puerta de embarque.

Con Juanate, Luisa y yo nos fuimos a Madrid, Zabo nos estaba esperando y con él nos fuímos a comer al Ñeru.

De allí de vuelta al aeropuerto. Luisa Mari por una puerta, yo por otra. Mi avión tenía 1 hora de retraso, paseando me encontré con una maquinita de internet, no pude resistir y me conecté con la página de los pinfanos, ya había fotos ¡qué bien! Las miré y ya me empezaron a brotar las lágrimas. Nos llamaron, entramos en el avión y cuando ya estábamos todos sentados, nos dicen que aún teníamos que esperar una hora para nuestra salida. Yo gritaba para mis adentros: “¡Dejarnos salir, que yo tengo que conectarme otra vez!”. Por fin en el aire, mis lágrimas corrían, no me pregunte nadie por qué. 

Solo sé  que fueron unos días llenos de felicidad y alegría, por eso escribo todo esto a ver si así consigo bajar de esta nube.  

Para vosotros todos. Así me salió y así os lo mando. 

Besos

Loli Izaga

 


 

 

 

 

 

 

 

Recuerdos de mi ayer

MARÍA CRISTINA...


¡Cuantos años en el olvido!

Mi mente y mi corazón en profundo letargo;

incapaz de recordar;

pertenecías a un ayer olvidado

y, al acercarme a ti,

he sentido

cómo me vuelves a acoger;

he sentido

cómo tus muros guardan mis secretos;

he sentido

cómo he sido y soy parte de tu historia,

y con gran fuerza ha renacido

ese mundo en letargo de mi ayer.

Mi corazón se rejuvenece,

late al unísono de los recuerdos

y siente cómo ha vibrado durante días

esperando el encuentro ansiado,

y, al llegar…

experimenta el gozo de

sentir, conocer, reconocer, abrazar,

compartir, contar, cantar, recordar…

Aunque todo haya cambiado,

aunque el tiempo haya pasado

y, aunque tu imagen no sea como la de ayer,

me has hecho comprender

que el paso del tiempo puede deteriorar

pero a la vez engrandecer.

Tú  me has  reencontrado,

tú me has hablado

tú me has despertado…

Y mi ayer es hoy

historia agradecida

 

Juanate

Juana Teresa Peñate

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Escribiendo unas líneas...

No, hasta dentro de media hora  no podrán ocupar la habitación, la están arreglando.

“¿Qué hacemos?”. ”Vamos a dar una vuelta por los alrededores”. ”Joer, que bonito, el tal Godoy ya sabia donde se construía el palacio”. ”Más sabían los reyes, que ya ves donde se lo construyeron”. ”Pues no me digas nada los de NH ,a la hora de rehabilitar un palacete y hacerlo hotel”. ”Voy a llamar a éstos a decirles que hemos llegado”. ”Que están sentados en una terraza ,que vayamos, que si no vendrán ellos hacia el hotel porque tampoco les han dado la habitación”. ” Hazme una foto con el palacio de  fondo”. “Ven, verás que jardines más bonitos  hay por allí “. Aquí me hincho de fotografiar”. “Menuda paz se respira, sólo se oye el ruido del agua” .”Vamos para el hotel que ya tiene que estar todo en orden”.

“¡Ahí están!”. ”Tú vete diciéndome quien son pues como hace tiempo que no entro en el foro hay algunas que no conozco”. “Este es Odiseo, hace tiempo que no entra pero es de los de siempre”.

 Abrazos, besos, muchos abrazos, muchos besos. Lupe, Luisa Maria, Loli, Juana Teresa, Pedro, su santa, Pirulo, la suya, Carlos, Papi, Navita, Ana Rosa, Charo, su hermana, Bibí, Mari Ángeles, Rosa María, ¡qué bien!. Los que sólo nos conocíamos por fotos nos vemos al natural. ”Esta es la Cotarrodona, ya sabes la que se llama de una forma y le llaman de otra”. ”Venga, dejamos las cosas y nos vamos a papear”.

“Una del hotel nos ha dicho que al final de este calle hay un restaurante bastante majo”.

“Oiga, tiene sitio para veinte”. ”Para los que haga falta”. ” Pues adentro”. ”Joer, aquí no se puede fumar”. ” Venga, irse sentando”. ” Faltan Zabo y Mila que están de camino”. ” Venga unos entrantes de picoteo y el segundo a voluntad, agua y vinate “. ”Cune,  como vea a alguien que le echa agua a este vino le despacho de la mesa”. ”Hombre, los hermanos Geniero y Saladet, sentaros ahí que hay sitio”.

“Si no os importa, yo me voy a pedir un plato de sopa de fideos que tienen muy buena pinta”. ” Luego tendrás que mearlos Pirulo”. ”¡ Ya llega la pareja, juntad otra mesa!.

“Cuadrilla, hacemos vaca que llega la dolorosa, a sabéis a lo que toca a cada uno, y ojo con levantarse para ir al servicio  a la hora de escotar que os conozco”.

“Un paseito no viene mal  antes de ir la hotel “. Vamos hacia los jardines de la Isla”. “Mira, hasta aquí nos traían las monjas cuando salíamos los domingos y nos soltaban por todo esto”. ” El ruido de las fuentes y la paz que aquí se respira invita a que se abra el corazón y fluya el amor”. ” Lo que nos perdimos”. ” Sí, es un sitio ideal para el romance”.

“Venga vamos ya para el hotel”.”¡Hala la de gente nueva que ha llegado!”

Más abrazos, más besos. “Oye y esa que está llorando a moco tendido mientras abraza a esas otras”. “Ana Rosa y las que están junto a ella, mientras se deshidrata por los lagrimares, son sus hermanas” ”¡Hola tú eres Lucas, yo soy Turbon, vengo con mis hermanas”. ” Hay que subir a ponerse guapa para la cena”. ” Eso, eso.. “

“Hay que ver qué instalaciones tiene este hotel”. ”Id recogiendo las tarjetas de identificación”. ” Mira, han puesto los paneles con fotografías de las pínfanas”. ” Voy a ver si estoy”. “Mira, esa soy yo”. ” Pues yo no tengo esa foto, se la pediré al presi”. ”Hay que ver lo puestitas que estábamos”. “Cómo pasan los años”. ”¿Y lo que hemos vivido?”. ” Oiga por donde se entra a la terraza donde es el vino de encuentro?”. ”Un vinito”.  “ Una birrita”. ” Púlete que aquí son muy finos, pide cerveza “. ”Hola, yo soy hermana de Ana Rosa y a la vez la chica que describes en tu relato entrando en el colegio. Llegué a romper el hábito de la monja con un berrinche que para qué, ya que no quería entrar”. ” Mira, Marzito”. “Hombre, D.Juan”. ”¿Qué tal Farrancho?”

“Menudas pintas más buenas tiene el veterano, ¡94 tacos!”. ”Han abierto el comedor, irse colocando, ¡lástima no caber todos en la misma mesa!”.

Hablar, hablar, hablar y de vez en cuando un bocado. Prisas por contarse todo, pero es poco tiempo para resumir 40 años. De vez en cuando un rostro serio en la conversación entre dos a media voz, algo le fue mal. Pero predomina el bullicio, las risas, las carcajadas. “A mí el pescado me produce alergia”. ”Pues esta cola de rape está muy buena”. Los fotógrafos oficiales empiezan con su trabajo. Pronto empieza la gente a levantarse. A los postres, las canciones, los hombres de espectadores, ellas son las protagonistas. Surge la directora la que lleva el compás. ” Yo de esa no me acuerdo”. ”¿Cómo era aquella de ...?”. ” ¿Os acordáis de....?”. No desafinan, las aprendieron bien. “Imagínatelas con el uniforme puesto y calcetines”. ” Lo mismo ellas se están viendo así”. Fotos, muchas fotos.” Así os verán los que no pudieron venir”. Ellas a lo suyo ,que si  “Se van los pinfanitos”, que si notas musicales, que si el “ Himno del cole”, que si el “Himno de Infantería”.

“Ahora nos vamos a tomar un copazo a Aranjuez”. ”¿Dónde?”. ”No se, pero algún sitio habrá”.

“¡Ahí!”. ”Pues para adentro”. ”Mira, bajando esas escaleras está el karaoke”. ” Pues allí que vamos”. “Id acomodándoos mientras pido bebercio”. ” A ver chaval, prepárate que vas a tener curro extra. De entrada 6 gin tonic y dos cubatas”. ”A  mí, tónica sola”. ”Yo, cubata de whisky”. ”Yo de coñac”. ”Yo, de ron”. ”A mí, una tónica con poca ginebra”. ” A mi, uno con la ginebra que corresponda, más la que no quiere ésta”. ” Pídeme un tanque de cerveza”. ”Yo un wiskito con un poquito de agua”. Qué razón tenía Pérez Reverte cuando decía que los españoles a la hora de pedir café somos la releche de variados, con esto pasa lo mismo.” Oye, pon el mayor recipiente que tengas y le echas tres birras”. ¿A cuanto escotamos”.  Con 10 pelotes por barba es suficiente, por ahora”. ”¿Quién es el DJ de este garito?”. ”¿Oye chaval, no te importa poner este Cd que hemos traído con música de nuestra época? “. “¿Eso está hecho, la alterno con el karaoke”. “Vale”.

Y suenan: ”En bandolera”, ”O tren”, ”Algo de mí”, “Dama, dama”, ”Mis manos en tu cintura”, ”Un ramito de violetas”, ” Quince años tiene mi amor”, ”Un rayo de sol”, ”Eva María, y el karaoke queda convertido en un guateque .Todos bailando mientras cantamos las canciones que nos sabemos de memoria.” Mira, como lo que escribiste” .

“Creo que todos hemos dado un paso atrás en el tiempo, sólo había que vernos las caras”.

¿ Y los jóvenes que había en el local?. Perfectamente integrados en el ambiente. Cuando fui a que  el DJ me devolviera el Cd , me dijo una frase que lo resume todo: ”Nos habéis dejado acojonaos”. ”Gracias chaval, tómate un pelotazo de nuestra parte”, le dije.

“Joer ,como está el bufete del desayuno me  estoy poniendo morao por si no como”. “Habéis probado el puncake?”. “Yo soy más de  tostadas con aceite”. ” Pues los mini bocatas están de muerte”. ”He dormido fatal”. ”Los excesos, tío” “Hay que mover el culo que a las diez y media empieza la Asamblea en el colegio”.

“Este era un dormitorio”. ”Si, ahora como ves es salón de actos”. ”Al colegio le quitas las fachadas y no se parece en nada a donde estuvimos “. ”No importa, seguro que si se  captara una sicofonía serían nuestras voces y nuestras risas las que saldrían”. ”¿Cuantas veces entramos y salimos por esa puerta? “

Asamblea seria. Carmona, Cabezas, Piserra, Quero,.. ejerciendo de lo suyo. ¿Y ese que preside?”. ”El Coronel director de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil”. ” Ah”.

Ruegos y preguntas. Allí aparecen, el Cuchi y Vicente, y Ratanegre y Jute. Se oye alguna frase más alta que otra y la cosa termina sin más complicaciones. El año que viene, casi seguro que a Valladolid.

Cañita y a misa el que  quiera.

Capilla, de un convento de monjas, cercano repleta. En el recuerdo, la imagen de los que nos dejaron y de nuestros padres. Con “La muerte no es el final” termina el oficio.

Otra vez al hotel y allí otra vez encuentros con gente que ha venido a  la comida: Mirel, Tachía, Iron, Jovicace, Lama, la hermana de Pedro, Dorita y tantos y tantos otros. Otra vez abrazos y besos. Muchos, pero que muchos abrazos y besos. Aprovechamos para que Papi cumpla el encargo de entregar los Cds de la Melodía Misteriosa que Tachía le ha traído de parte Paooolo. ”¿Qué es esa mariconada que estás tomando  Navita?”. ”Como bien dices una mariconada que no me gusta nada”. ”Pues prueba los pinchos de chistorra que están muy buenos”. ”Mira Lucas, mi hermana, no sólo se va a hacer miembro de la Asociación, sino que será la delegada en Huesca”. ”No sabes lo que me alegro Charo”. Más fotos para que quede constancia .Nueva comida, más canciones de las chicas, brindis, otras tantas fotos y ya fuera fotos de los del foro, de los del chat, de los demás, de amigos, de hermanas, de.....

Se empieza a ver movimiento y maletas comienzan a aparecer por el hall.Llegan las tan odiadas despedidas. ”¿Cuándo volveremos a vernos?”. ”No se, a lo mejor el 6-6-6”. ”Yo no se si podré”. ”Bueno, pues el año que viene en Valladolid”.”¡Joer, un año todavía!”  “Oye, a lo mejor paso por Zaragoza  y nos vemos”. ”Hecho”. ” No sé si este año iré a Galicia”. “Creo que el 31 de mayo tenéis los de Zaragoza una comida, a lo mejor me escapo”. ” Encantados de que vengas”.

Los besos y los abrazos de despedida no son iguales a los de encuentro, algo nuestro se queda con la otra persona y tratamos de  llevarmos un poco de ella. Durante el viaje de vuelta un montón de caras se van agolpando en la mente e intentamos de ponerles nombres y de que no se nos difuminen. Queremos que queden ahí dentro, en nuestro pequeño disco duro...

Hasta siempre, y de todas formas, lo mismo que a aquellos dos les quedaría París, a nosotros nos queda el foro, que no es poco.

- ¿Qué haces?   

- Ya ves, escribiendo unas líneas de lo de estos días.

- Conociéndote, seguro que te olvidas de mencionar a alguien, que tú eres muy despistado.

- Si, pero seguro que me perdonan el olvido, ellos son así.

 Lucas Remirez

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciberpínfanos (*)

Permitidme que primero me presente. Soy José Enrique Villarino Valdivielso, de Lugo. De los números en los CHOES, habitual tarjeta de presentación entre nosotros, no es que no quiera, es que no puedo ya acordarme. Alumno, que no interno que suena fatal asociado a Carabancheles, desde Octubre de 1961 a Junio de 1965, primero en el Colegio de Santiago en Carabanchel Bajo y, más tarde, en el Colegio de Sta. Bárbara en Carabanchel Alto. Desde esta mi primera colaboración  para “Pínfanos Digital” intentaré estar en sucesivas ocasiones con vosotros salvo cuando los apretones de trabajo, familiares o de cualquier otra índole me lo impidan, que quiera Dios sean los menos.  

Aquí estaré pues, a vueltas con lo divino y humano animándoos a enviar también vuestras colaboraciones pues sinceramente pienso que “Pínfanos Digital” debe hacerse desde la participación, si no de todos, de los más, como un verdadero vehículo de comunicación, sujeto a las únicas limitaciones que nosotros mismos nos imponemos: desde el más escrupuloso respeto a las personas, las ideas ajenas y las instituciones. “Pínfanos Digital” debe ser también, por qué no, nuestra pizarra de ideas, nuestro intercambiador de conocimientos y emociones, de las que de estas últimas, como ahora dicen los más jóvenes, vamos “sobraos”. 

*     *     * 

Quién nos iba a decir, hace 40 o más años a muchos de nosotros, que al cabo de tanto tiempo íbamos a encontrarnos, vernos  incluso, a través de esta ventana sobre la que ahora escribo. Ni siquiera nuestro fino olfato pinfanil, avezados maestros en la escuela de Lázaro de Tormes, siempre alerta a todo lo que se moviera, instinto que de nosotros copió sin duda el lince ibérico, nos ha podido advertir de nuestro encuentro en la red digital. Jamás sospechamos que habríamos de tener la oportunidad de estar y sentir tan juntos, tan próximos. Ello ha sido posible porque nos hemos dejado envolver por esta sutil red de comunicación inmediata, evanescente, fantástica. 

Ella hace que cuando así lo deseamos, a un ligero toque de ratón, podamos colarnos en nuestra flamante web, bajo el no menos flamante aldabón  de www.pinfanos.org que nos permite volver a entrar por la puerta de nuestros flamantes coles aunque ya no existan, aparecer con nuestro flamante trapillo a cuestas, fumarnos, aunque ya no se lleve, nuestra flamante “pava” en el servicio antes de irnos a la cama para, finalmente echarnos aquellas flamantes y suculentas “pensadas” antes de dormirnos sobre todo lo que fuese menester: el ataque de morriña empapado en lágrimas de los primeros días, el tan ansiado giro, la deuda al pipero, las carabancheleras, Dios, los colegas, “la vieja”, el pueblo, las vacaciones, el Willy, el Zupo o la salida frustrada del domingo. De pínfanos hemos pasado a ciberpínfanos. 

*      *      * 

Pero, no todo ha sido tan fácil para todos. No es tan fácil para todos. 

Pienso en primer lugar en todos aquellos pínfanos que no son ciberpínfanos, que no pueden ser ciberpínfanos porque no saben o no pueden acceder a un ordenador, a la red o a ambas cosas a la vez. En aquellos que por su edad o condiciones tampoco pueden navegar y disfrutar de nuestra página. En aquellos también a los que la vida no les ha ido muy allá o, ni siquiera algo allá. De ellos tenemos que ocuparnos y a ellos tiene que llegar nuestra ayuda material, nuestro ánimo y aliento, aunque sea en papel y mejor con nuestra presencia. Tal y como dicen nuestros estatutos, que no son otra cosa que nuestra pequeña constitución, dentro de la otra Constitución, la grande, la que nosotros escribimos siempre con mayúsculas. 

En segundo lugar, porque todavía no estamos en 2050 y las cosas no surgen por generación espontánea, por sí solas, porque sí. Pienso en los que han sido los pioneros de esta fantástica idea, avanzados en generosidad, empeño, tiempo y esfuerzo y que casi de la nada, o literalmente de la nada han levantado la Asociación, nuestra web, nuestros estatutos, los inenarrables y estupendos días del Pínfano, los programas de trabajo y solidaridad de la Asociación, el recuerdo hecho bronce de nuestro paso y nuestra huella en las casas donde vivimos y allá donde –que inexplicablemente ocurre- nos dejan hacerlo. Todo, en definitiva, todo. 

*      *      * 

Ser ciberpínfanos es importante pero no tan importante como ser pínfanos, a secas. Lo que fuimos y lo que seguimos siendo desde que una mañana o una tarde cruzamos la puerta del colegio - ¡qué hermosas verjas solían abrir nuestros colegios!-, entristecidos todavía por la muerte de nuestro padre. Jamás imaginamos entonces que íbamos a sumergirnos en las historias personales más fantásticas jamás contadas. En una historia que nos había de dejar una huella indeleble en todos y cada uno de nosotros, en una historia que, afortunadamente todavía, continúa llena de complicidades, afectos, amistades y solidaridad. 

En definitiva, ser Pínfano, a secas, es nuestro orgullo, quizá nuestro mayor orgullo personal, el que nos hacía enhiestos a las adversidades, mayores las nuestras que las de algunos y más pequeñas que las de otros muchos muchachos de nuestro tiempo, duros por lo general en el deporte – un 10 a Miguel Delibes- y en la vida, los primeros allí donde alguno de nosotros u otros lo necesitasen.  

Un fuerte abrazo.

(*)  Deliberadamente no he usado el hoy día tan de moda pínfan@s o “pínfanos y pínfanas”, que no es otra cosa que una lamentable confusión entre sexo y género, ya que pretendo no maltratar aún más el castellano. Por supuesto, que los ciberpínfanos y los pínfanos  de esta nota somos todos, los pínfanos y las pínfanas.

 José Enrique Villarino

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pinceladas del III Día del Pínfano 

           Un año mas llegó el tan ansiado ”III Día del Pínfano”, que tuvo lugar los días 5 y 6 de mayo en la entrañable ciudad de Aranjuez que nos acogió con unos esplendorosos días de primavera, con su encanto, su historia y su belleza singular. Pínfanas que estuvieron en el colegio de huérfanas de Maria  Cristina, gozaron en especial del escenario  que les hacía recordar aquellos lejanos días que estuvieron en el Colegio. 

            La llegada de los socios fue escalonada. Algunos, los muy madrugadores, llegaron por la mañana del día 5, aunque el grueso fuimos apareciendo durante la tarde. Ya en el vestíbulo del hotel , aún sin recibir habitación, se precipitaron los abrazos, saludos y parabienes., creando un ambiente  de camaradería y alegría indescriptible. 

           El primer acto fue la ”Copa de Bienvenida y seguidamente la “Cena de Encuentro”. Se reprodujeron y aumentaron los saludos y abrazos mientras dábamos buena cuenta de los deliciosos manjares que nos sirvieron. Se entregaron los premios de fotografía, relatos y poesía  a los ganadores por lo que desde aquí les doy la enhorabuena y les invito a todos para que sigan el ejemplo y colaboren con sus trabajos. 

           Al siguiente día, 6,  tuvo lugar el acto central,  la Asamblea General Ordinaria en el antiguo colegio de huérfanas,” Maria Cristina”, hoy  transformado en Centro Cultural. Este edificio tan significativo para algunas, exteriormente se conserva, en general la fachada, pero interiormente está totalmente reformado, y adaptado para el desarrollo de sus funciones actuales. Las antiguas alumnas quedaron un poco desencantadas al no encontrar ningún rincón  que les sugiriese  y recordase  algo de su estancia en el colegio. 

           La Asamblea se desarrolló con toda normalidad, estuvo presidida por coronel director de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil D. Angel Arancón Garcia, se abordaron, los puntos que indicaba el Orden del Día, aprobándose, por unanimidad, la propuesta que nuestro presidente de celebrar el IV Día del Pínfano en Valladolid . A continuación nos dirijimos al Colegio de la Sagrada Familia, regido por monjas de la misma orden que el colegio de huérfanas, en cuya capilla cedida gentilmente por la directora se celebró una Misa-Funeral por los compañeros socios fallecidos. 

          Por último  tuvimos “Cóctel de Honor” y “Comida de Hermandad”, en el hotel “Principe de la Paz” Mientras consumíamos las viandas, hablábamos de nuestras cosas con antiguos pínfanos  y disfrutábamos de su compañía, rememorando  aquellos años atrás  en que compartíamos juegos y pupitre. 

         Fueron invitados a los diversos actos , además  del Coronel Arancón, que, como dije antes, presidió la Asamblea,  capellán de la Academia de la Guardia Civil, que ofició la misa, el alcalde de Aranjuez y  el director del centro cultural y que excusaron  su asistencia, tres monjas  en representación  de las que en su día atendieron a las huérfanas, y el coronel Iglesias, residente en Aranjuez, que fue un puntal en la preparación de este evento. A todos les damos las gracias. 

          Una vez terminada la comida y después de una larga sobremesa, vinieron las despedidas, pues era la hora de regresar cada uno  a su localidad. Se reprodujeron los abrazos, mas intensos, si cabe, con la esperanza de volvernos a ver  en Valladolid celebrando el “IV Día del Pínfano”.

          Así que, amigos y compañeros que tengamos todos un año lleno de felicidad y con la energía cargada en estos días os digo ¡ Hasta  Valladolid ! Con un  fuerte abrazo para todos. 

Pedro J. Sánchez Rivas

Mayo 2006

 


 

 

 

 

 

 

 

 

RECORDANDO LA “CASONA” Y GUADALAJARA 

El día 10 de Junio de 1.881, su Majestad el Rey D. Alfonso XII y en su nombre su augusta madre Doña María Cristina, cedió onerosamente, el palacio de las reales caballerizas a las huérfanas de Jefes y Oficiales del Ejército Español para destinarlo a Colegio. 

         Se hicieron cargo de la formación de las alumnas, las R.R. de la Congregación de la Sagrada Familia de Burdeos, nuestra querida e inolvidable “casona”. En ella convivimos como verdaderas hermanas, miles de generaciones, hasta el Curso 1.971. 

         ¡Qué felices fuimos! Y con gran cariño y reconocimiento recordamos a nuestras queridas monjas, entregadas día y noche a nuestro cuidado y formación; soportando nuestras “travesuras” y demás malos ratos que les dábamos, poco conscientes de su gran paciencia. 

         Con el paso de los años, todo se fue deteriorando y las “termitas”, que por lo visto querían gozar de nuestra felicidad, se fueron haciendo dueñas de clases, dormitorios etc. Y no hubo más remedio que dejarlo y trasladarse a otro lugar. 

         El curso 1.971, empezó ya en Guadalajara en la antigua Academia de Ingenieros (que se había quemado hacía años). 

         Allí se construyó un soberbio colegio que en nada tenía que envidiar a un hotel de cinco estrellas. 

         ¡Qué campos de deportes!, jardines, 2 piscinas, una de ellas climatizada y otra al aire libre en la que las niñas disfrutaban. Al Colegio no le faltaba un detalle. 

Los dormitorios eran individuales, tenían además amplios y confortables salones. Uno por grupo, mayores, medianas y pequeñas. 

Pero los tiempos cambian para todos y no digamos para la juventud. Nuestras monjas se hicieron mayores y las vocaciones ya eran escasas por lo que en 1980 hubo que dejar el centro. Su regencia se encomendó a una Directora, licenciada universitaria seglar, hasta que en el año 1981 volvió a la Dirección un Coronel del Ejército como antaño. 

Mª del Pilar y Encarnita Sainz Cantero.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARTA A MARIA CRISTINA 

En recuerdo y homenaje a Mª José Jaime Santamaría

Se dice que las cosas son como una las recuerda.

Te conocí cuando apenas tenía nueve años. Había terminado el verano, hecho la Primera Comunión y sabía que aquel otoño me separaría de mi madre para seguir los pasos de mis hermanas mayores. Sería como una gran aventura, me iba lejos, fuera del pueblo donde nací, del lugar donde había muerto mi padre siendo yo un bebé, me iba con mis hermanas y eso hacía que me sintiera importante.

No era consciente de que mi madre seguiría allí y hasta pasados algunos años no comprendí la tristeza que debía embargarle al tener que separarse de sus tres hijas.

Fue un largo viaje y después de muchas horas por fin te tenía ante mí. Allí estaba yo, con mi pequeña maleta, mirándote con los ojos muy abiertos, asustada, sin saber que una nueva etapa de mi vida empezaba. En pocas horas tuve mi uniforme, había conocido a muchas compañeras  y por la noche acompañada de un montón de niñas supongo que igual de tristes que yo, en aquel dormitorio de techos altos y soledad compartida, lloré. Supe que estaba sola, no tenía ningún beso de buenas noches, unos brazos cálidos que me acurrucaran.........Ya no me parecía una gran aventura, quería a mi madre, solo era una niña. Lo que no podía saber es que ella a muchos kilómetros sentía lo mismo que yo.

Pero poco a poco fuiste entrando en mi vida o ¿fue al contrario?.......Se sucedían los días, misa, desayuno, clases, recreos y lo mejor.....hacer amigas, hacernos cómplices de nuestras travesuras, contarnos nuestras aventuras y desventuras estando seguras de que nos comprendíamos.

Y fui creciendo, contigo pasé parte de mi infancia y toda la adolescencia esperando el momento de conocer el mundo.

Después de 40 años vuelvo a estar contigo. Ya no soy aquella niñita asustada que te miraba con los ojos muy abiertos, soy una persona adulta que gracias a ti se valorar el sentimiento de la bondad, de la amistad y de la solidaridad. Tú has contribuido en definitiva a que me convierta en la persona que soy. Ahora sigues en el mismo sitio, ya no es lo mismo, hasta el nombre re han cambiado, pero en mi memoria y sobretodo en mi corazón sigues siendo ...

....   MARIA CRISTINA

 

Pseódonimo: COQUE


 

 

 

 

 

 

 

PASAS DE MALAGA 

         Es inenarrable, o al menos muy lamentablemente, no me encuentro con la suficiente capacidad para explicarme con la exactitud que deseara, y francamente considero además que es bien difícil describir la inmensa desesperación y la tristeza del alma que experimenté cuando mi madre, “y entonces incomprensiblemente”, me dejó “encerrado” en aquel internado. 

         Entre los barrotes de la verja que bordeaba toda la finca de la calle López de Hoyos 317 (Madrid), veía como su silueta se iba alejando, hasta que finalmente desapareció de mi angustiada vista, confundida entre la muchedumbre y los vehículos. 

         Por primera vez en mi aun corta vida, me había quedado solo en un mundo extraño y totalmente nuevo y desconocido, completamente “solo” con mis doce años recién cumplidos. 

         ¿Qué había hecho para merecer este aislamiento en un internado de una institución de huérfanos de Oficiales del Ejercito?. 

         ¿Por qué la vida se portaba tan injustamente conmigo?.  

         Si en aquellos mismos momentos me hubiese muerto, “nada me hubiese importado”. 

         En el gran patio corrían y jugaban  aproximadamente otros cientos veinte niños de once a catorce años de edad, y aparentemente parecían totalmente felices. Todos  muy bien peladitos y correctamente uniformados con un traje de pantalón y chaquetilla color gris, que mas que otra cosa parecían o se me antojaban “presidiarios”. 

         Unas incontenibles amargas y enormes lágrimas resbalaban y bañaban mis mejillas, y notaba que todo mi cuerpo temblaba de verdadero miedo. Un pánico hasta entonces totalmente desconocido recorría todo mi ser y me tenía verdaderamente aterrado. 

         Creo que estaba rezando o bien meditando para mis adentros sobre mi perra mala suerte, cuando un repentino inesperado y estridente silbato llamó mi atención. 

         Todos corrieron a formar unas largas filas; casi  me empujaron y me colocaron el último de una de ellas. Al llegar a la cabeza de la columna, me dieron un trozo de pan en  una mano, y en la otra un puñadito de pasas, que recogí con la mayor de las perezas. 

         Evidentemente se trataba de la merienda. ¿Pero quien podía tener apetito en aquellos tristísimos momentos o en aquellas precisas, nefastas y desagradables circunstancias? 

         Volví mecánicamente al mismo lugar, junto a la verja donde un rato antes había visto desaparecer a mi madre acompañada de mi hermana Carmen. Soñaba que quizás se arrepintieran y volviendo sobre sus pasos, “me recogieran de nuevo”. 

         En esos momentos se me acercó un desconocido: 

         .-¿No quieres merendar? 

         No le contesté nada y apáticamente le entregué mi pan y mis pasas, mientras que quizás avergonzado, intentaba disimular mi incontenible llanto. 

         .-¿Eres nuevo, no?¿De donde vienes? 

         .-De Marruecos. Dije forzado y sin ganas de hablar con nadie. 

         .-¡Un moro! ¡Ha venido un moro! 

         Enseguida se acercaron y me rodearon ocho o diez más para observarme bien y de cerca. 

         Quisiera  o no, lo deseara o no, me llevaron casi en volandas a jugar al fútbol. Allí en medio del patio de recreos, veintitantos jugadores contra otros tantos del equipo contrario. 

         El primer balón que de rebote o pura casualidad llegó a mis pies, lo golpeé con la potencia de todas mis fuerzas, con toda la rabia y mi coraje contenido, y fue a para hasta…… 

         Este partido de fútbol recién  iniciado…. Este embarullado  juego duraría hasta…. doce años después. 

         ¡Jamás volvería a “mi casa”!. 

         Ya nunca mas tuve casa propia, pues mis numerosos hermanos/as, fueron casándose y formando nuevos hogares, y pronto mi madre al quedarse sola en aquellas tierras del Protectorado de España en Marruecos, decidió dejar su hogar y pasar temporadas con unos y otros de mis hermanos/as. 

         Tras pasar por sucesivos centros de estudios (Carabanchel Bajo en el Colegio Santiago tres años, y Santa Bárbara en Carabanchel Alto otros siete años) y casi agotando las prórrogas en el Servicio Militar y estando hasta la médula de internados y de estudios, por fin vi mi liberación del “presidio” , y un día decidí cambiar el trapillo por el uniforme de “recluta en el Ejercito”; y emulando al famoso y universal juego de la oca y “tiro porque me toca”, de soldadito español pasé inmediatamente a la Guardia Civil; y de esta benemérita Institución (claro que unos cuantos años después), nuevamente al Ejercito, a Sanidad Militar, consiguiendo por fin lo que no logré  en su día durante mi instancia en Santa Bárbara en siete ocasiones o años presentándome a  la Academia General Militar. (¿Quién conoce a algún pinfano, que se haya presentado tantísimas veces en Zaragoza?). 

         Todos estos muchos años, siempre rodeado de cientos y miles de hombres.¡Siempre hombres!. ¿Es que sólo existían varones en la vida?.

Continuamente rodeado de amigos y compañeros, pero siempre “solo”. Desde mi ingreso en La inmaculada, la soledad parecía mi inseparable compañera. 

         Al  llegar a Sanidad Militar en este mi peregrinaje por la vida, un día en Pamplona descubrí….., que aquel balón que un día golpeé con todas mis fuerzas e incontenible rabia, en el patio de mi primer internado muchísimos años antes, encontró portería y acabó en un gran gol: 

         Encontré esa encantadora mujer soñada  y  continuamente añorada, que además de mi esposa y compañera, allanaba mi eterna pena por aquella lejana pérdida de mi madre. 

         Tengo en mente, cualquier día de estos de cualquier año de estos, hacer una visita a la Capital de la Nación. Si la Madrid esa de las continuas sirenas de la Policía, de las ambulancias y los bomberos. La Madrid de nuestros Colegios de Pinfanato. 

Compraré un  paquetito de pasas (que sean auténticas de Málaga), y en la calle Sevilla cogeré el autobús número cinco; y me iré (¿me acompañarás?) a la calle López de Hoyos número 317, y junto a la verja del internado “La Inmaculada” (¡pero esta vez por la parte de fuera!), saborearlas una a una. Poco a poco. Lentamente… Muy despacito…. 

Allí, “será maravilloso”. Allí recordaré a mi madre. 

Nuevamente la veré de espaldas. Alejarse, alejarse……hasta desaparecer paso a paso de mi vista, confundida entre los vehículos y la muchedumbre. Como un verdadero cuento de hadas “desaparecer de mi mundo”. 

Pero no de mi recuerdo ni de mi amor.... 

Pseudónimo: LUROVA.


 

 

 

 

 

EN UN INSTANTE 

Muchos años después me pregunté porqué precisamente aquel día, mientras observaba el uniforme nuevo encima de mi cama, recordé tantas cosas de mi vida. 

Se iba a celebrar una entrega de premios en el Hotel Biarritz de Madrid y me escogieron a mí para entregar el suyo al General Marín de Bernardos, uno de los premiados. 

Miré el uniforme que me habían hecho por primera vez  a  medida, planchado y limpio para la ocasión.

Me puse la blusa blanca y recordé el porqué de mi ingreso en el colegio. 

Mis padres y mis hermanas  vivíamos en un pequeño pueblo, pero lo suficientemente grande para tener cuartel. Mi padre era militar y su destino  era  aquel pueblo en aquellos momentos. Yo tenía 6 años en 1953, y al finalizar aquel caluroso mes de Agosto, en casa se notaba un ajetreo especial que yo a mis pocos años, no acababa de entender; así que para salir de dudas pregunté a mi madre porqué papá traía tanta comida a casa y que hacía aquel cajón de peras amarillas en el comedor.

Mamá me contestó que iban a empezar las fiestas del pueblo y que los tíos de Tudela venían a pasarlas con nosotros, así que papá preparaba la despensa para que nada faltase. 

 Me abroché la blusa y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Los recuerdos se apoderaban de mí y yo no hacía nada por ahuyentarlos,  más bien quería que siguiesen. 

Me despertó la tos de mi padre por el pasillo y oí gritos en el comedor contiguo a mi habitación.

Noté  que me levantaban de la cama y me llevaban a  la alcoba de mis padres, donde mi hermana de seis meses dormía placidamente. Mi otra hermana ya estaba allí  también.

Pero yo, curiosa por naturaleza, y con esa intuición infantil sabía que algo no iba bien,

Me  desplacé sigilosa por el pasillo  y me paré delante de la puerta  del comedor,  donde nadie advirtió mi presencia.

El libro que mi padre había estado leyendo durante la tarde permanecía abierto, de modo que sus pastas azules y amarillas formando franjas de fue lo primero que vi.

Después todo fue muy rápido. Idas y venidas de mi tío Angel que vivía con nosotros; mi madre que no dejaba de llorar atendiendo a mi  padre y  yo, en el pasillo y espectadora de todo aquello sin intuir, a mis pocos años, que lo que estaba ocurriendo en ese instante  cambiaría para siempre el curso de mi vida. 

Mis recuerdos eran tan nítidos como si acabaran de pasar. Pasé mi dedo por el labio inferior de mi boca y el dolor volvió a hacerse patente. 

 Mamá en sus idas y  venidas, sin advertir mi presencia, me rozó con la bocamanga de su albornoz y mi pequeña boca sintió que sangraba.

La casa se llenó de gente y yo lo supe enseguida. Papá había muerto.

Después mis recuerdos de aquellos días son como un día de niebla. Sabes que lo que hay delante de ti existe, pero no lo puedes ver. 

Me puse el uniforme que me sentaba muy bien, por primera vez, y recordé los vestidos de luto y de alivio de luto  que a mi hermana y a mí nos pusieron  durante el año siguiente a la muerte de mi padre. .Los de alivio tenían un  cuellecito  de plástico blanco premonitorio del que durante tantos años habríamos de llevar. 

Y los cambios en casa…

Cuando fui mayor,   ya muerta mamá, un día le pregunté a mi tío Angel:

-¿Qué sentiste cuando todos los actos  del entierro terminaron?

-De repente os vi a las cuatro allí juntas, tu madre tan joven y vosotras tan niñas y me di cuenta de la tragedia que suponía la muerte de tu padre.

 Ya no había desfiles en los que papá participaba, ni nos llevaban al campamento de Las Baldorrias, ni  bajábamos al cuartel  en la vieja tartana verde tirada por mulas, ni él nos subía a caballito por las escaleras de casa .Ya no íbamos al Pueyo de romería, ni él nos llevaba a los cacharritos en las fiestas. Todo había cambiado. Mamá estaba triste y yo la veía sentada con un cuadernillo y un lápiz  en los que siempre  había números.

Mi hermana y yo jugábamos, y la pequeña de seis meses, en su cuna, dormía ajena aún a aquellos cambios

Pero el más grande aún estaba por venir.

Seguí yendo al mismo colegio de San Vicente de Paúl durante 2 años. Mi madre a pesar de las penurias económicas se negó a que fuéramos a las que entonces llamaban “ Las Nacionales” y que eran gratuitas.

-Las niñas se quedan en las monjas, y no hay más que hablar. 

Me puse los zapatos marrones, también nuevos, y recordé el día en que supe que no iría más a  ese colegio. 

Hice la Primera  Comunión,  y a  punto de cumplir los 8 años, mamá me dijo que en Aranjuez me esperaba uno nuevo, con niñas de mi edad que también habían perdido a su padre.

Pregunté si mi hermana vendría y mamá me dijo que no, que al año siguiente.

-Es  pequeña  todavía .   

Y así fue. Un 3 de Octubre emprendimos las dos el camino hacía una nueva vida que yo ahora recordaba mientras me peinaba frente al espejo del dormitorio de La Inmaculada. 

Un largo viaje en tren, con varias subidas y bajadas en estaciones desconocidas para mí, y con una larga noche acurrucada junto a mamá,  mecida por el traqueteo, procurando dormir sin  conseguirlo .

Al fin llegamos a Aranjuez.

Anduvimos cogidas de la mano durante un tiempo y al fin vi mi nuevo colegio por primera vez. Me pareció muy grande y la puerta de entrada muy pesada.

Un cartel rezaba” prohibido entrar sin medias y con escotes exagerados”

Ahora mientras me daba los últimos retoques a los puños y el cuello de la blusa no pude  por menos que esbozar una sonrisa al recordarlo.

Una monja muy simpática nos  recibió y observé  que su  forma de vestir no se parecía a las que yo había dejado en mi anterior colegio.

 Aquel salón me pareció tan  grande que me sentí perdida y apreté la mano de mamá fuertemente mientras ellas hablaban.  Después nos despedimos entre lloros y promesas y me quedé  en manos de la monja y una niña más mayor que yo.

Y ahí, en ese preciso instante, me di cuenta que una nueva vida me esperaba .Ya no estaba mi madre, ni mis hermanas, ni nadie conocido. Estaba sola por primera vez. 

Ya estaba  preparada. Dentro de un momento debía bajar a portería donde en coche me llevarían a Madrid. Bajé por la escalera de San Rafael, y me miré en su gran espejo antes de salir al patio de mayores. Allí estaba yo después de 10 años de mi ingreso en el colegio. Ya no era la niña asustada de entonces, ni estaba sola. Tenía muchas amigas, mis compañeras, que todas habían pasado por el mismo trance que yo .Estaba terminando mis estudios de  Preu  y en esos años habían pasado muchas cosas..

Mis hermanas ingresaron en el colegio; una se había hecho mayor también, y la pequeña aún era una niña a la que las dos ayudábamos.

Recibimos la visita de Franco,  y como regalo una caja de bombones a cada una y una estupenda merienda. Nervios de exámenes, obras de teatro, Navidades sin ir a casa, excursiones, paseos por los jardines, incursiones a los sótanos en busca de manzanas y zanahorias. Viajes a Madrid para examinarnos en el Instituto Lope de Vega de las dos reválidas y para las cuestaciones de la Cruz Roja y el cáncer, donde éramos recibidas en el Ministerio del Ejército.

Años en los que al colegio se le llamaba el “telón de acero” por la férrea defensa de sus muros ante intromisiones del otro sexo. El Concilio Vaticano II cambió aquello y el colegio se abrió al exterior.

Procesiones de Mayo, viajes para pasar las vacaciones de verano, reencuentro en Octubre con las compañeras y las monjas…

Alguna que otra regañina por mal comportamiento, entrega de medallas, Santo Tomás,  guateques con chicos de Aranjuez en la Biblioteca…con carabina por supuesto.

Muchos  días  ”Cristinos” donde los antiguos alumnos nos visitaban y compartían unas horas con nosotras . Diez años dan para muchos recuerdos, buenos y malos.

Y pensé que la muerte de mi padre había cambiado mi vida por completo  y que nunca sabría que hubiera pasado si él se hubiera quedado con nosotras. Pero el balance de  mi estancia en el Colegio había sido  positivo.

Mi último recuerdo antes de bajar el último tramo de escaleras  fue para mi madre.

Su vida también  cambió en un instante y pensé en su sacrificio al desprenderse una a una de sus tres hijas para que tuviéramos  una buena educación. En sus noches de soledad pensando en nosotras a  la espera nuestras vacaciones para reencontrarnos .Y frente al espejo le di las gracias y le mandé un beso. 

Salí y crucé el patio camino de la  portería. Subí al coche con mis otras compañeras y emprendimos viaje a Madrid. 

Muchos años después, mientras escribo estas líneas, me pregunto porque precisamente aquel día recordé todo esto. No lo sé exactamente. Quizá los 18 años son una buena edad para  recordar.

Ahora me he convertido en antigua alumna. Soy  Pínfana y Cristina,  he vuelto a encontrarme con mis antiguas compañeras y  he conocido otros pínfanos gracias a ese prodigio llamado Internet.

Nos reunimos una vez al año en nuestro día  del  Pínfano y pasamos un fin de semana maravilloso, en alguna de  las ciudades donde hubo colegios. Todos tenemos mucho que contarnos y un vínculo que nos une. 

Una noche de Agosto, en un instante, cambió el rumbo de mi vida, pero en el camino me encontré con la amistad, la comprensión,  el sufrimiento que nos hace fuertes y a mi colegio de Mª Cristina a quien debo mucho de lo que soy hoy.

 

Jacaranda (  Pseudónimo )  


 

 

 

 

 

SEMBLANZA DE UN PRESIDENTE

¿Qué pínfano no recuerda al General Villalba?. Creo que ha sido el Presidente del Patronato de Huérfanos más querido y recordado por todos. A su recia personalidad unía un carácter afable, abierto y generoso. Le recordamos de sus visitas a los colegios acompañados de sus ayudantes, anotando todas sus indicaciones para mejorar la formación y educación de sus “hijos”, los huérfanos del ejército, en todos los aspectos de la vida. La generosidad y bondad de su carácter se ponían de manifiesto en estas visitas y en las entrevistas personales que mantenía con las familias e incluso con los pínfanos que acudían personalmente para resolver algún problema. Yo mismo tuve ocasión de comprobarlo cuando fui a visitarle para exponer un asunto de carácter privado, que me fue resuelto de inmediato. Su personalidad como militar y su bondad como hombre, le dieron una aureola de popularidad que el General disfrutó entre los pínfanos, durante su dilatada trayectoria al frente del Patronato de Huérfanos, quedando para siempre en el corazón y en el alma de todos los que le trataron. 

Pero, ¿qué conocemos del General Villalba?. Creo necesario que aunque superficialmente, debemos saber quien fue este hombre que jugó un importante papel en la vida de todos nosotros. En pocas palabras trataré de mostrar su retrato, relatando algunos aspectos de su trayectoria personal, desconocida para la inmensa mayoría de los pínfanos. Con ello quiero rendir un cálido y sentido homenaje a su memoria, dando a conocer algunos pasajes de la vida del que fue un verdadero padre para todos nosotros. 

El Excmo. Sr. D. Ricardo Villalba Rubio nació en Toledo el 24 de enero de 1.892, hijo de  D. José Villalba Riquelme y de  Dª. Luz Rubio Rivas. Desde muy joven siente la llamada de la milicia e ingresa a los 14 años en la Academia de Infantería de Toledo, saliendo al terminar sus estudios con el empleo de Primer Teniente. Al salir es destinado al Regimiento de Infantería Córdoba nº 10 de guarnición en Granada, y posteriormente a diferentes unidades de Infantería con las que participa en la Campaña de Marruecos, demostrando un gran valor y arrojo frente al enemigo, siéndole concedidas diversas condecoraciones. Ascendido a Teniente, es destinado a la Academia de Infantería como profesor de matemáticas, que comparte dando clases de Educación Física y otras disciplinas deportivas a las que era muy aficionado. 

En el año 1.917 es ascendido a Capitán siendo destinado como ayudante de su padre, el General de División Don José Villalba Riquelme, que ocupaba el cargo de Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, y que al ser nombrado Ministro de la Guerra funda la Escuela Central de Gimnasia, hecho en el que tuvo mucho que ver su hijo. Ascendido a Comandante fue nombrado primer profesor de la Escuela Central de Gimnasia, cargo que ostentaba cuando comenzó la guerra civil. Participó en la misma destacándose en la defensa del Alcázar donde fue herido en cuatro ocasiones, por lo que fue premiado con el “Ascenso por méritos de guerra”. Repuesto a medias de sus heridas, continuó la guerra organizando los Batallones de Esquiadores-Escaladores y mandando la Infantería Divisionaria de la 74 División. Finalizada la contienda y pese a ser comandante habilitado de Teniente Coronel, fue destinado con el cargo de Director a la Escuela Central de Gimnasia.  

Ascendido a Coronel, participó en la Campaña de Rusia al mando de un Regimiento de Infantería, incorporándose a su regreso nuevamente al mando de la Escuela Central de Educación Física. Posteriormente fue destinado a mandar el Grupo de Infantería de Regulares Alhucemas nº 5 donde fue promovido el 29 de Febrero de 1.952 al empleo de General de Brigada, y después de mandar la Infantería Divisionaria de la División nº 12 es nombrado Gobernador Militar de Cáceres hasta finales de Enero de 1.954. 

Casó en primeras nupcias con Dª. Maria Rosa Morales y Morales, con quien tuvo tres hijos y que desgraciadamente falleció muy joven en 1.933, al poco tiempo de dar luz al tercero. Posteriormente contrajo segundas nupcias con Dª. Maria Dolores Talavera Banegas con quien tuvo otros cinco hijos. 

En el año 1.954  es nombrado Presidente del Patronato de Huérfanos, primero de tropa y posteriormente  de oficiales. Bajo su presidencia, el Patronato se convierte en el auténtico padre de los huérfanos, velando por el bienestar de todos ellos. ¡Qué no les falte de nada! Era la frase que repetía una y otra vez a las Superioras y Directores de los colegios a los que visitaba con frecuencia. Era especialmente esperado en el Colegio de Las Mercedes o Padrón al llegar las fechas de  los Reyes Magos, pues siempre aparecía cargado de regalos y juguetes para todos. 

Su lema de “mens sana in corpore sano” la llevó a la práctica en los colegios dotándoles de gimnasios e instalaciones deportivas muy completas. En los años 1.955 a 1.957 se construyó una piscina en el antiguo Colegio de Santiago en Carabanchel Bajo, aprovechando la parte del canal de la Finca de Vista Alegre que pasaba por el terreno del Colegio, a la vez que se construía un magnifico gimnasio que ya lo hubieran querido tener los mas prestigiosos colegios de Madrid. 

Durante su Presidencia se abrió un abanico de posibilidades al huérfano, al ir accediendo de forma paulatina a todas las carreras técnicas y universitarias, pues hasta entonces la carrera militar era prácticamente la única salida. Su constante interés por mejorar sus condiciones de vida, su deseo de que todos se formaran para alcanzar un futuro digno, unido a su carácter alegre y bonachón, siempre dispuesto a satisfacer las peticiones que se le hicieran, le granjearon el afecto y cariño de todos a lo largo de los muchos años que presidió el Patronato. 

Cuando por Orden de 24 de Abril de 1.970 (D. O. nº 98) cesó en el cargo de Presidente del Patronato de Huérfanos de Oficiales del Ejército, dejó el recuerdo de su eterna sonrisa y del bien hacer, sabiendo todos que en adelante las cosas no serían igual. El 10 de Diciembre de 1.976 es nombrado General de División Honorario de la Segunda Reserva en Madrid, situación en la que permaneció hasta su fallecimiento el día 10 de Mayo de 1.994 a los 102 años de edad. 

Con la semblanza del General Villalba recogida en este pequeño relato, he querido dar a conocer los rasgos personales y familiares de este hombre que tanto significó en nuestras vidas, contribuyendo a la formación, educación y bienestar de todos los pínfanos.

CARLOS PISERRA VELASCO